Pueden existir diversas anomalías que influyan en la aparición de bocio. Entre las causas pueden abarcar desde un déficit o carencia de yodo, que es un elemento obligado de los hormonas tiroideas; por su parte además puede ocurrir que la síntesis de las hormonas tiroideas sea defectuosa o anormal. Otra serie de enfermedades de tipo tiroideas pueden también provocar bocio, pero que cabe acotar, son menos frecuentes, tales como la tiroiditis de Hashimoto, la enfermedad de Basedow entre otras tiroiditis.
Los tipos de bocio pueden ser varios, morfológicamente hablando, entre ellos están, bocio difuso, uninodular o multinodular; diferenciándose de acuerdo a su tamaño, dividiéndose de la siguiente manera: Estado 1, es detectable a la palpación. Estado 2, el bocio es palpable y visible con el cuello en hiperextensión. Estado 3, es visible con el cuello en posición normal. Estado 4, la inflamación es visible a distancia.