No resulta muy difícil encontrarlo en los seres vivos, manifestándose en la estructura ósea regularmente, pues, estudios científicos revelan que los fortalecen y no se pueden lesionar tan fácilmente, además, actúan como estabilizadores de la membrana; igualmente, regula las contracciones musculares, junto a otros componentes químicos. Si se consume una gran cantidad de calcio, se puede producir una hipercalcemia, resultando altamente tóxico para el organismo.
Se considera un metal alcalinotérreo, además de que presenta un tono blanquecino en primera instancia, pero al ser expuesto al medio ambiente se vuelve amarillento y, luego, grisáceo, todo esto en un reducido período de tiempo. Fue descubierto por Humphrey Davy, durante el siglo XIX; el mismo, había estado realizando algunos experimentos con cal y mercurio, usando la electrolisis. Su nombre viene del latín “calx” y, en los primeros años después de su descubrimiento, sólo podía ser obtenido en laboratorios.
Entre sus aplicaciones más comunes, se puede encontrar que es un componente común de la leche, al igual que actúa como un reductor en el proceso de extracción de diferentes minerales y metales. A pesar de ser un metal realmente abundante, no se puede encontrar en estado puro, sólo fusionado con otros minerales, como el carbonato y el sulfato.