El dinero circulante se divide en dos principales tipos, el mencionado anteriormente, que va de mano en mano entre todas las personas de la sociedad, y el activo liquido de las empresas, también considerado circulante ya que se trata de los activos que están directamente en juego de inversión, es decir, es el dinero que entra y sale de la organización con el fin de ser canjeados por mercancía y realizar todo el proceso pertinente para prestar el servicio correspondiente y generar capital. El efectivo circulante puede ser una cifra específica, si por alguna razón esta cifra es alterada o no cumple con las expectativas, se debe reacondicionar el formato de estos circulantes líquidos, teniendo cuidado de no tocar el fondo pasivo el cual no se ve relacionado directamente con el proceso de inversión, al contrario, supone un fondo administrativo cesante en caso de una nueva proyección de la empresa y un resguardo de capital en caso de un problema.
El sistema bancario en forma de red en diferentes instituciones del país es la que se encarga de distribuir concienzudamente el dinero circulante en la sociedad, para esto, no solo despide dinero en efectivo, también ofrece servicios de dinero en plástico, mejores conocidos como tarjetas de crédito y de débito con las cuales las personas que tengan circulante, lo dejen en el banco y paguen en los puntos de venta autorizados suponiendo a la vez una medida de seguridad.