El dolor es una señal del sistema nervioso de que algo puede estar mal. Es una sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo, escozor, ardor o molestia. El dolor puede ser agudo o aburrido. Puede sentir dolor en un área o en todas las partes de su cuerpo. Hay dos tipos: agudo y crónico. El dolor agudo le permite saber que puede estar lesionado o tener un problema que debe atender. El dolor crónico es diferente. Puede durar semanas, meses o incluso años. La causa original puede haber sido una lesión o infección. Puede haber una causa continua de dolor, como artritis o cáncer. En algunos casos, no hay una causa clara. Los factores ambientales y psicológicos pueden empeorar el dolor crónico.
La transmisión de este tipo de impulsos es capaz de provocar cambios morfológicos a nivel de diversas estructuras del sistema nervioso central relacionadas con el procesamiento de señales dolorosas, estos cambios se conocen como sensibilización central y son responsables de que el dolor se perpetúe con el tiempo.
De esta forma, encontramos que el dolor crónico no es causado por mecanismos como la inflamación, por lo que el uso de medicamentos antiinflamatorios no tiene ningún sentido en las personas con este tipo de dolor, ya que no producen ningún tipo de alivio, más bien agregue efectos adversos que empeoran aún más la calidad de vida del paciente.
El dolor crónico no siempre es curable, pero los tratamientos pueden ayudar. Éstas incluyen:
- Analgésicos y otros medicamentos.
- Acupuntura.
- Estimulación eléctrica.
- Cirugía.
- Terapia física.
- Psicoterapia.
- Terapia de relajación y meditación.
- Biofeedback.
Aunque no hay datos epidemiológicos completos sobre la Unión Europea, el dolor crónico es, sin duda, un trastorno muy común. Se estima que afecta a unos 70 millones de personas en Europa occidental.
En España, la Sociedad Española del Dolor estima que el 11% de la población, es decir, alrededor de 4,5 millones de personas, sufren de dolor crónico.
Los tipos más comunes de dolor crónico, como lumbalgia, artritis o dolor de cabeza recurrente (incluida la migraña), son tan frecuentes que a menudo se consideran una parte normal e inevitable de la vida. Aunque pocas personas mueren de dolor, muchas mueren sufriendo de dolor, y aún más son las que viven con dolor.