A pesar de ser un procedimiento relativamente nuevo que se ha implementado gracias a los avances en materia tecnológica alcanzados en los últimos dos siglos, existen registros que desde la época del antiguo Egipto se tenían indicios sobre la utilidad de las descargas de electricidad sobre el cuerpo, sin embargo debido a la falta de recursos para generar la energía de ese tipo, recurrían a la utilización de animales como los peces para poder generarla. Ya en la época actual específicamente en los años 60, durante la carrera espacial, fueron los rusos quienes se dieron a la tarea de reiniciar investigaciones con respecto a este tema, con la finalidad de mejorar la forma física de sus astronautas, dando paso al origen de las corrientes rusas o de Kotz, la cual proporcionaba descargas eléctricas de gran intensidad, lo que la convertía en una práctica peligrosa y no muy popular, sin embargo posteriormente fueron los atletas rusos quienes la utilizaron con la misma finalidad, lo que dio paso a su implementación en gran parte de los centro de medicina deportiva y de fisioterapia.
En la actualidad esta terapia ha sido mejorada a tal punto que ya no es necesario que se implementen descargas de mucha intensidad, lo que las hace mucho más seguras, permitiendo que los pacientes logren aumentar en gran medida su masa corporal, también facilita la erradicación de la celulitis, lo que ha generado que se popularice entre la mujeres luego de dar a luz, ya que les permite recobrar e incluso mejorar su figura.