El escólex tiene diferentes formas dependiendo del organismo. Algunos tienen una forma ovalada, otros cuadrangulares o piriformes. Los elementos en el scolex que permiten la adhesión del parásito al intestino se llaman ventosas y generalmente hay cuatro.
En el centro del scolex, algunos gusanos tienen una protrusión mediana que sobresale notablemente rostellum o rostelum, que puede ser retráctil, como el de Hymenolepis nana y generalmente está «armado» con una corona de una o varias filas de gruesos ganchos o aculeus, Como en el caso de Taenia solium, pero también carece de ganchos como Hymenolepis diminuuta y Taenia saginata, por lo que se llaman «desarmados».
Por lo general, el tamaño de un scolex común es de 2 mm, a pesar de que el parásito mide varios metros. Siguiendo el scolex continúa el cuello, más corto y delgado, que es el punto donde comienza el crecimiento del resto del cuerpo del gusano, llamado «estroboscópico».
El escólex tiene gran utilidad en el laboratorio clínico, ya que es uno de los factores que permite distinguir un cestoda del otro, en particular los pertenecientes al mismo género. Así es posible diferenciar entre un diminutivo H. y H. nana, como el T. saginata T. solium. Es una gran herramienta de diagnóstico junto con diferencias en tamaño, cuello y estrobos entre una especie y la otra. Sin embargo, debido a que el scolex está enterrado en la mucosa intestinal, rara vez es expulsado por heces, haciendo que el diagnóstico de laboratorio casi siempre se base en hallar y distinguir huevos de la región anal del huésped o proglótidos libres en la torta fecal.