Básicamente, la parte posterior sirve para:
- Mantener el cuerpo y permitir su movimiento.
- Contribuye a mantener el centro de gravedad estable, tanto en reposo como, sobre todo, en movimiento.
- Proteja la médula espinal en una capa de hueso.
- Para sostener el peso del cuerpo, la espalda debe ser sólida. Está compuesto de huesos muy fuertes y músculos poderosos.
Para permitir el movimiento, la columna debe ser flexible. Es por eso que no se compone de un hueso grande sino de 33 vértebras separadas, dispuestas una encima de la otra y apoyadas por un sistema de músculos y ligamentos.
Para ayudar a mantener un centro de gravedad estable, la contracción de los músculos de la espalda actúa como un contrapeso que compensa los movimientos del resto del cuerpo. Para actuar así, la musculatura debe ser poderosa.
Para proteger la médula espinal, las vértebras tienen una forma especial; un agujero en su centro a través del cual corre la médula.
La parte posterior es la sede de trastornos o enfermedades relacionadas con los esfuerzos o la adopción de malas posturas, especialmente si se mantienen durante largos períodos de tiempo. Estas son predominantemente contracturas musculares y el llamado síndrome miofascial, que es un tipo de contractura más severa en la cual se originan nódulos o bandas de tensión dentro de los músculos.
También puede ser la sede de lesiones por traumatismo directo, lesiones deportivas o deformidades presentes producidas por una forma anómala de la columna vertebral que da lugar a la enfermedad conocida como escoliosis que se caracteriza por la desviación de la columna desde su eje normal.
Estos trastornos dolorosos de la espalda de origen muscular, generalmente se conocen como dolor de espalda, cuando afectan la parte superior y el dolor de espalda cuando se encuentran en el nivel de la parte inferior de la espalda.
La afectación de las raíces nerviosas intercostales y lumbares también puede causar molestias en la espalda, estas ocurren por afecciones como la neuritis intercostal, la compresión de las raíces por hernias discales o la espondilitis, así como la afectación de estos nervios por enfermedades infecciosas como el herpes zoster , comúnmente conocido como herpes zoster.
