Los conocimientos sobre los poderes químicos de distintos elementos naturales, se han puesto en práctica desde tiempos inmemoriales. Los antiguos buscaban una solución eficaz y sencilla a las dolencias o molestias que sentían; las plantas y animales, encontrándose estos a su alrededor, fueron vistos como una salida a los problemas que los aquejan. Con el paso de los años, la sabiduría sobre los beneficios medicinales de los integrantes de los reinos animal y vegetal, se intensificaron. Sin embargo, esto es sólo el inicio de lo que se conocería como farmacéutica.
La industria empezó, específicamente, durante el siglo XVII, cuando Carlos II y Felipe II crearon, en asociación, un laboratorio de alquimia. Este tenía por fin producir cantidades de oro considerables, que serían empleadas para apoyar financieramente a campañas militares y políticas. Sin embargo, algunos descubrimientos realizados en distintas partes del mundo también contribuyeron a la creación de la industria farmacéutica, cuando se lograron aislar componentes provenientes de sustancias distintas a las naturales.
Algunos químicos y botánicos empezaron a fundar sus propias empresas, que empezaron a patentar sus creaciones y comercializarlas exclusivamente por ellas.
Hoy en día, existen grandes compañías dedicadas al descubrimiento y realización de nuevos fármacos, cuya principal misión es la de mejorar la calidad de vida de las personas.