El consumo de cocaína puede influenciar el desarrollo de la enfermedad, al igual que ingerir sustancias corrosivas, como el veneno, estrés extremo, infecciones virales y trastornos autoinmunitarios.
Los síntomas, en algunas ocasiones, no se pueden presentar, pero los más comunes son: dolor en el epigastrio, náuseas, vómitos, mareos, heces y vómitos con presencia de sangre, pérdida del apetito y heces de color oscuro. Su diagnóstico se puede realizar mediante la endoscopia, también conocida como gastroscopia; otros recursos efectivos para determinar si se tiene la enfermedad, es aplicar una serie gastrointestinal superior, un examen de sangre o de heces o por las pruebas de detección de infección H. Pylori.
En cuanto al tratamiento de la enfermedad, éste será designado por el médico, de acuerdo al tipo de gastritis que se sufra, el estado de salud del paciente y la tolerancia a determinados medicamentos. Cabe destacar que la mayoría de los medicamentos recetados, son antiácidos, bloqueadores de Histamina 2 (H2) e inhibidores de la bomba de protones.
Para la prevención de la gastritis está recomendado llevar una dieta balanceada, cuidando los alimentos y bebidas que se ingieren, como por ejemplo la comida picante y caliente, a similitud del alcohol y el café; el saltarse las comidas puede aportar razones para el progreso de la enfermedad, por eso, según los doctores, la ingesta de pequeñas porciones de alimento durante el día es lo recomendable. Reducir el estrés es, también, una de las mejores técnicas de prevención; se puede lograr a partir de los ejercicios de relajación. El cigarrillo tiene un efecto lascivo en las mucosas del estómago, por lo que eliminar la adicción contribuiría a que no se sufra de la condición.