Es la primera especie conocida del género Homo. En su aspecto y morfología, el Homo habilis viene a ser el menos similar a los humanos modernos de todas las especies del género (con la posible excepción de Homo rudolfensis). El Homo habilis era de brazos desproporcionados y largos en comparación con los humanos modernos, sin embargo, tenía una cara que sobresalía menos que los australopitecos que se cree que descendieron. El Homo habilis tenía una capacidad craneal un poco menos de la mitad del tamaño de los humanos modernos.
Las principales características de Homo Habilis son:
- Un cráneo redondeado.
- No hay separación entre los dientes.
- Incisivos más grandes que el australopiteco.
- Cara corta.
- Los dedos son curvos, lo que sugiere que podría continuar moviéndose a través de los árboles.
- Sus brazos todavía son algo más largos que nosotros.
- Tienen una mayor capacidad craneal, de 600 a 650 cm3, probablemente debido a la alimentación.
La alimentación de Homo Habilis fue omnívora, continuó alimentándose como los otros homínidos, como Australopithecus afarensis, frutas y semillas, pero introdujo en su dieta una mayor ingesta de grasas y proteínas de animales. Se podría decir que a partir de ese momento comenzó a «pensar e inventar», teniendo la capacidad de crear herramientas y otras herramientas.
El Homo Habilis sabe cómo organizarse con otros individuos de su especie para cazar animales de manera más efectiva. Su mayor inteligencia le permite hacerse preguntas sobre su entorno.
Con una mayor capacidad intelectual, aprende a cortar piedras para convertirlas en armas de caza. Estas mismas herramientas también se pueden usar para cortar la piel de animales cazados. La invención de la herramienta de piedra es algo revolucionario, ya que le permite aprovechar la carroña de otros animales y esta circunstancia proporciona nutrientes nutricionales que mejoran la calidad de vida en general. La incorporación de herramientas de piedra fue un primer paso para otras invenciones más sofisticadas.
Al tener una herramienta en sus manos, el homo habilis ya puede experimentar con ella. A través de prueba y error, demuestra su utilidad. Y si el utensilio no funciona, siempre se puede modificar de alguna manera hasta que se logre una herramienta realmente útil.
