Los romances intensos y de corta duración han sido de los temas preferidos para los autores desde los tiempos de la antigüedad clásica. Esto se evidencia en la existencia del subgénero dedicado a la representación de pastores envueltos en tragedias románticas, en donde, en combinación con pequeños espacios musicales y los cánticos a cargo del coro, se buscaba alcanzar la fogosidad típica de estos encuentros. Esta, a diferencia de su contraparte latina, la égloga, era de una duración algo corta; era escrita, regularmente, en el dialecto dórico y en hexámetro dactílico o versos de arte menor.
Estas historias, normalmente, se desarrollaban en ambiente pacíficos y con importantes características paradisiacas, generalmente ambientadas en la denominada Arcadia, una de las tantas regiones en la que se encuentra dividida Grecia. Los diálogos eran sostenidos por los pastores, o los jóvenes encargados de dirigir el rebaño a pastar. Estos se intercalaban con los monólogos, los ya mencionados canticos, y, además, pequeñas competiciones de canto entre los personajes.