Cuando un individuo se inmuta ante lo que sucede en su entorno y no trata de buscar la manera de modificar esa situación, renunciando a lo que pudiera llegar a ser, contribuir o modificar en su entorno, está de alguna manera enviando un mensaje distorsionado a los demás, ya que esta actitud lo único que expresa es que cualquiera puede hacer lo que quiera porque realmente no le interesa no va a mover un solo dedo para cambiarlo.
Por ejemplo, si un jovencito viene y le quita un dulce a otro y ve que este no hace nada para defenderse, el primer jovencito con el tiempo ya no le quitará uno, ni dos, le quitara los que él quiera, ya que sabe no le harán nada. Esto irá fijando una conducta en donde unos se verán sometidos por otros, situación que con el tiempo será un poco complicada de cambiar.
Cualquier vínculo de sometimiento entre individuos ya sea familiar, laboral, escolar, de pareja, política, etc. Cuando uno de ellos muestra un comportamiento impasible hacia lo que le ocurre, le está enviando un mensaje al otro, de que puede seguir actuando como lo ha hecho ya que no habrá ningún tipo de consecuencias. Todas estas relaciones se estructuran progresivamente consolidando un evidente inestabilidad de poder, entre el que desea dominar, ya sea a través de la violencia, los chantajes, etc. Y el supuesto débil que tolera, accede y permite esa relación desequilibrada.