La inteligencia, como otros temas similares, ha sido discutida por miles de años. Esto se debe a que no se sabe con exactitud lo que es y cómo afecta al hombre. Claro está, que se considera un elemento esencial para la adquisición de conocimientos, el análisis del entorno y la adaptación a distintas situaciones. Además, también se ha creído que esta capacidad puede ser medida poniendo a prueba a un sujeto cualquiera, con los llamados “IQ test” (examen de coeficiente intelectual), desarrolladas bajo la creencia de que la inteligencia puede estar en la agilidad para resolver problemas con rapidez.
Existen, de igual forma, distintos tipos de inteligencias entre los que resaltan: inteligencia lingüística (comprensión y adecuado uso de las palabras), inteligencia musical (entendimiento y recreación de sonidos complejos), inteligencia lógica-matemática (la resolución de problemas complejos es la característica predominante), inteligencia espacial (capacidad de distinguir las relaciones entre las formas y colores), inteligencia corporal-cenestésica (controlar y transmitir sentimientos a través del cuerpo), inteligencia interpersonal (entender los sentimientos y actitudes de los demás) e inteligencia intrapersonal (entendimiento de sí mismo).
También, otra teoría propuesta por el psicólogo Robert J. Sternberg, dicta tres tipos de inteligencia posibles, siendo estas la componencial-analítica, la experiencial-creativa y la contextual-práctica. A pesar de todas las teorías e hipótesis de cómo actúa la inteligencia, algunos científicos apoyan la creencia de que la inteligencia se ha desarrollado en todos los seres desde hace miles de años, por los cambios rutinarios que sufrieron nuestros antepasados en sus dietas e interacciones sociales.