En las ciencias de la salud, al malestar se le suele denominar como pródromo, el nombre que reciben los primeros síntomas que indican una enfermedad. Por lo general, estas se aplican en enfermedades y afecciones comunes, tales como la gripe, la hepatitis, el sarampión y el herpes simple. En desórdenes psicológicos de gran complejidad, como la esquizofrenia, también se habla de fases prodrómicas. Los malestares, aunque simplemente puede tratarse de una inmediata respuesta del cuerpo ante un mal funcionamiento del organismo, tienen la capacidad de indicar, de acuerdo a las zonas que afecta, la presencia de ciertas infecciones; si se les presta atención, el avance de complicadas enfermedades se puede frenar.
En algunas ocasiones, la sensación de malestar puede ser provocada, inconscientemente, por el propio paciente, siguiendo un patrón típico de enfermedades como la hipocondría, también conocida como hipocondrías, en la que la persona es capaz de sentirse decaída o enferma, sin realmente estarlo. Esto puede ser tratado recurriendo a un profesional de la psiquiatría, quien determinará cuál será el tratamiento adecuado.