La nariz está compuesta por varias partes: el tabique nasal, las aletas, las fosas nasales y las raíces de los vellos de la nariz. Las cavidades nasales se encuentran revestidas de vasos sanguíneos, además de contar con una mucosidad, cuya función es la de conservar la humedad dentro de estas cavidades. Esta mucosa garantiza el calentamiento y la filtración del aire respirado.
El tabique nasal, es aquel que separa verticalmente los orificios nasales, está compuesto por el hueso, cartílago y un revestimiento de mucosas. Las aletas o cornetes nasales, estos son tres y entre sus funciones está la de humedecer, cada cornete es conocido como cornete superior, medio e inferior.
Entre las principales funciones de la nariz está la de: filtrar el aire, calentarlo y humedecerlo, quitando las impurezas capaces de generar irritación en la mucosa del tracto respiratorio. Captar los olores y mejorando la percepción del sentido del gusto. Para las personas es muy importante ya que contribuye al habla.
La nariz es una protuberancia que les brinda a las personas cierto estilo, y de acuerdo a su forma pueden llegar a clasificarse en: Nariz aguileña, este tipo de nariz es muy fácil de reconocer, se caracteriza por su forma curva y porque las aberturas nasales se encuentran muy marcadas. Nariz recta, es aquella en la que el hueso nasal no tiene abultamiento.
Nariz pequeña, es aquella que como su nombre lo indica es de tamaño chico y en algunos casos la punta está hacia arriba. Nariz grande y gruesa, es aquella de gran tamaño, con orificios también grandes y un volumen que se puede distinguir fácilmente.
Nariz respingada, es aquella cuya forma es arqueada hacia arriba. Nariz chata, es aquella que es excesivamente ancha, con un hueso que en unos casos es largo y en otros, corto.