En una relación de compra y venta, existen dos partes fundamentales, el deudor, quien paga el producto o servicio que oferta u ofrece el acreedor. En medio de esta relación esta la norma jurídica, que establece que el deudor paga y el acreedor entrega lo que por el valor cobrado o arrendado corresponde. A pesar de que esta norma no se relaja, existen “Facilidades” que crean un tipo de comercio distinto, en el que el pago no se realiza automáticamente sino posterior a la fecha de disfrute del producto o servicio.
Este mercado tiene dos ventajas básicas, una para cada una de las partes, por parte del deudor, es favorable porque facilita el pago que puede ser en cuotas o fraccionado, logrando que el comprador disfrute sin tener el valor del mismo en el momento, además, si lo que el deudor obtiene con un pago aplazado no lo puede pagar de una sola vez por no devengar el dinero suficiente, esta será la manera ideal de obtener lo que quiere.
Para el vendedor, supone un crédito adicional, una cartera que de ser positiva generara más ingresos a medida que haya más clientes de crédito, porque el vendedor o portador del servicio gana una figura extra por el préstamo que realiza, llamada “Interés”, el cual es un monto que se va acumulando por el tiempo que lleva el comprador con el producto o servicio sin cancelar, por cada intervalo de tiempo sin pagar, más intereses le corresponden al acreedor. Si el cliente paga a tiempo, el vendedor aun gana, porque mantiene el historial de crédito y la buena relación con su contraparte.