Se estima que en Europa, durante la edad media, murieron cientos de millones de personas a causa de esta enfermedad. Aun en la actualidad y a pesar de existir una considerable disminución de este padecimiento, debido a un aumento en la higiene y en la fabricación de antibióticos; todavía persisten pequeños focos en todos los continentes, con la excepción de Australia.
Los tres tipos de peste más conocidas son:
La peste bubónica: fue la más frecuente de la Europa medieval, era conocida como la peste negra y era producida por la picadura de una pulga infectada. Una vez que la bacteria se interna en el organismo, se traslada por el sistema linfático, hasta llegar al ganglio linfático más próximo, donde se reproduce. Esto origina una infección en el ganglio, que ocasiona una rigidez sumamente dolorosa del tejido, llamada “bubón”.
La peste pulmonar: considerada la más letal y menos común que existe. Generalmente la peste pulmonar se origina cuando la bubónica llega a los pulmones, durante la etapa más avanzada de la enfermedad. La propagación se da, cuando la persona infectada expulsa (al toser) gotitas de saliva que pueden alcanzar a cualquier persona sana que esté a su alrededor.
La peste septicémica: se origina cuando la infección se extiende a través del torrente sanguíneo, luego que la persona haya sido picada por una pulga o por haber tenido algún tipo de contacto con material infeccioso.
Una vez que la persona resulta infectada de peste, puede tardar entre 2 y 8 días para presentar síntomas, sin embargo si la peste es pulmonar, puede tardar 1 día en manifestarse.
Los síntomas de la peste bubónica incluyen: fiebre, dolores musculares, dolor de cabeza, malestar general, inflamación dolorosa de los ganglios, convulsiones.
Los síntomas de la peste pulmonar son: tos excesiva, problemas respiratorios y dolor en el pecho, tos con sangre, fiebre.
Los síntomas de peste septicémica son: fiebre, náuseas, dolor abdominal, sangrado, diarrea, vómitos.
Para poder diagnosticar la enfermedad los especialistas recomiendan la realización de los siguientes exámenes: hemocultivo, cultivo de esputo y el cultivo de aspirado de los ganglios linfáticos.
Para tratar esta enfermedad se recomienda la toma de antibióticos, al igual que líquidos intravenosos y asistencia respiratoria.
Es importante señalar que los pacientes infectados con peste pulmonar deben estar aislados. Según las estadísticas, existe una probabilidad de un 50% de vivir, si se trata a tiempo.