Esta forma de procreación responde a una perpetuación razonada y estimada de cada uno y como consecuencia, de la especie, se lo llama responsable, siendo los embriones concebidos por adultos responsables de asumir la crianza y educación de un ser humano en un mundo cada vez más exigente.
Hay dos formas básicas de procreación: asexual o vegetativa y sexual o generativa.
La procreación asexual se caracteriza por la existencia de un único progenitor que parcial o totalmente se divide y da paso a la aparición de uno o más organismos que mostrarán la misma información genética. La característica principal de este tipo de reproducción es que no hay gametos o células sexuales intermedios, es decir, un solo organismo es capaz de crear otros organismos nuevos, y que los organismos descendientes casi no tienen diferencias, y si hay uno, es causado por alguna mutación.
Por su parte, la procreación sexual es la más común que ocurre en organismos complejos y se caracteriza por la participación de dos células, los gametos, que se originan a partir de la meiosis y se unen a instancias de la fertilización. En este caso, los padres que son dos, transmiten su información genética a los descendientes. Debido a esta situación, habrá una variabilidad genética en la descendencia.
La reproducción humana tiene lugar entre humanos de diferente sexo, masculino y femenino. Ocurre satisfactoriamente cuando los gametos de un lado y del otro, los espermatozoides por parte del hombre y el óvulo por parte de la mujer se unen efectivamente dando paso al huevo o cigoto que a partir de ese momento comienzan a sufrir una serie de divisiones celulares en el desarrollo embrionario que termina con la obtención de un embrión.
Los hombres y las mujeres son capaces de procrear a través de su desarrollo sexual, pero el embarazo adolescente es un serio problema individual y social, ya que la joven madre no está preparada físicamente para llevar a cabo un embarazo libre de riesgos, tanto hombres como mujeres, los jóvenes involucrados en un embarazo precoz deben dejar de lado sus proyectos personales y, en general, recurrir al apoyo y la contención económica de sus propios padres, ya que seguramente todavía no tienen un trabajo, y mucho menos la estabilidad laboral.