Fue durante la Segunda Guerra Mundial que, en un intento por reclutar personal capacitado para trabajos tecnológicamente avanzados, se renovó el interés por la psicología organizacional. De esta forma, se podrían establecer las características psicológicas e intelectuales de los trabajadores ideales. Después de concluida ésta, los empleados regresaron a sus empleos normales, pero un creciente descontento se presentaba, por lo que hacia los años 60, de nuevo, se iniciaron los estudios sobre el capital humano de las empresas. Así, se empieza a incluir la perspectiva general, viendo al trabajador como una de las piezas del gran sistema que compone a la empresa.
Entre los objetivos de esta disciplina, se pueden hallar algunos como: análisis del empleo, correcto reclutamiento del personal y selección del mismo. De esta forma, se puede asegurar un exitoso desempeño, por parte del empleado, trayendo como consecuencia una notable mejora en la producción y, por tanto, de los ingresos económicos de la empresa.