Es considerada un procedimiento de tipo oncológico y su uso se puede remitir a una pequeña zona o abarcar un área de considerable tamaño. Es reconocida oficialmente desde el año 1978, aunque su nombre fue admitido en 1984; junto a ella, se encuentra la Radiofísica Hospitalaria, registrada en el año 1993, con una aplicación similar a la radioterapia.
Actúa emanando rayos gamma y alfa a los tejidos cancerígenos, destruyéndolos e impidiendo su reproducción, ya que éstos resultan más sensibles a las radiaciones y no pueden reparar el daño de manera tan eficiente como lo haría un tejido sano. Los primeros rastros de uso de la radioterapia se remontan al año 1899, poco tiempo después del descubrimiento de los rayos x y la radio. A partir del año 1980 de se incluyó el uso de simples radiografías en dos dimensiones para tratar de localizar los tumores, aunque no resultaban muy exactos y se podía disparar una gran cantidad de radiación a los tejidos sanos; hoy existen máquinas que permiten la localización certera del tejido maligno, además de ajustar la intensidad de la radiación.
Puede ser clasificada tomando en cuenta tres características: según la distancia de la fuente, subdivida en Braquiterapia y Teleterapia, la primera tratándose de la colocación de pequeñas capsulas de radiación dentro del tejido tumoroso y la última de la radiación a distancia del paciente; secundariamente, se pueden clasificar bajos los principios de la secuencia temporal, dentro de los que se encuentran: la radioterapia exclusiva, adyuvante o concomitante, caracterizándose la primera por ser el único tratamiento que recibe el paciente, la segunda por ser el complemento y la tercera por ser utilizado al mismo tiempo que otro, para potenciar los resultados; por último, su uso se puede clasificar en curativa y paliativa, es decir, según para qué fines será utilizada.
