Las personas contagiadas con rubéola no presentan síntomas, hasta pasadaos los 5 o 7 días después de que el virus ingrese en el organismo. Es un virus tan agresivo que es capaz de traspasar la placenta y afectar al feto en desarrollo, impidiendo la evolución celular del mismo y provocándole la muerte.
La persona contagiada con rubéola puede infectar a los demás por medio de los estornudos, al toser, o al tocar objetos o superficies contaminadas (manos, vasos o pañuelos). El virus al entrar en la sangre, ataca a los glóbulos blancos, quienes a su vez envían la infección hacia la piel y las vías respiratorias. Las erupciones en la piel suelen desaparecer al poco tiempo. Los síntomas que genera esta infección resultan similares al de un resfriado común; algunos de ellos son: fiebre, congestión nasal, dolor de cabeza, erupción en la piel de color rojizo, inflamación en las articulaciones, otitis (en el caso de los niños), inflamación en los ganglios, inflamación en los ojos, dolor en los testículos.
Para diagnosticar la enfermedad es necesaria la realización de pruebas de sangre. En cuanto al tratamiento, los especialistas se enfocan más en el control de los síntomas como la fiebre y el malestar general. Lo que sí se recomienda en estos casos es guardar mucho reposo y aislarse de las personas sanas, ya que según estudios, una persona que no esté vacunada contra la rubéola y esté en contacto con alguien infectado, tiene un 90% de probabilidad de contagiarse.
En los casos de niños contagiados de rubéola, se recomienda llevarlos al médico, si se presentan dificultades en las vías respiratorias o si la tos supera los 5 días. En caso de surgir otitis, se le administrarán antibióticos.
Las dificultades más graves asociadas con la viruela se presentan en las mujeres embarazadas. Si una mujer se infecta de rubéola en las primeras 20 semanas de gestación, es probable que el feto se contagie y desarrolle el síndrome de rubéola congénita. Esto traería graves consecuencias, ya que el bebé podría nacer con algún defecto congénito, tales como parálisis cerebral, ceguera, problemas auditivos, afecciones cardiacas. Pasadas las 20 semanas de gestación, los riesgos de malformaciones son casi nulos, ya que el feto estará totalmente desarrollado.
La vacuna que se aplica para prevenir la rubéola es la triple viral; esta vacuna combinada ofrece protección en contra de la rubéola, paperas y sarampión. Se aconseja aplicarla durante la niñez.
Es importante resaltar que en la actualidad son pocos los casos de rubéola, ya que a través de las campañas de vacunación, las personas han podido protegerse de esta desagradable (y en ciertos casos) peligrosa infección.