Los psicópatas y sociópatas son insensibles, crueles, no experimentan ningún tipo de culpa o remordimiento, no aceptan los límites impuestos por las normas morales, sociales o legales, que comienzan a manifestarse desde la adolescencia.
Aunque no todos los sociópatas son criminales, al no respetar los derechos de los demás son muy propensos a cometer actos ilícitos o inmorales. Actualmente no hay acuerdo entre los profesionales de salud mental sobre la diferenciación entre sociópatas y psicópatas.
Muchos reservan el término psicópata para aquellos que causan problemas graves a su propia persona y a los demás, de una manera fría y calculadora, se integran en la sociedad y tratan de complacer; mientras que los sociópatas tienden a ser menos peligrosos y generalmente prefieren vivir aislados y marginados voluntariamente de sus pares, a quienes rechazan y temen; si causan daño, lo hacen de forma menos sutil y más espontánea.
Si hace algo mal, el sociópata no lo reconocerá como incorrecto, aunque gracias a su inteligencia no suelen meterse en problemas. Tienen dificultad para aceptar la autoridad y pueden sentirse paranoicos ante la posibilidad de que alguien más esté a cargo.
Los sociópatas nacen, no están hechos. Hay niños sociópatas que desarrollan sus características a medida que crecen. Actualmente, la sociopatía es un diagnóstico psiquiátrico con el nombre de trastorno de personalidad antisocial.
Es difícil hacer un diagnóstico adecuado porque a menudo se confunde con otras patologías y trastornos de personalidad, debido a sus síntomas similares y también porque a veces los límites de lo moral, lo bueno y lo malo no son tan claros (por ejemplo, adolescente que puede ser causado por un trastorno de la personalidad o un simple berrinche de su crecimiento) cuando ciertos límites no se exceden, y cuando el trastorno aparece claro, puede ser demasiado tarde.
Un sociópata puede ser una persona que transmite una imagen de misterio en la que, como consecuencia de su aparente timidez, no se deja conocer de forma natural. Personas solitarias que tienen un punto narcisista, es decir, altos niveles de ego. Las relaciones personales se vuelven más una carga y una obligación, que un verdadero disfrute personal.
