Un activo son todos los bienes, derechos y demás recursos que puede tener una persona o empresa; estas nacen de la suma del pasivo (conjunto de deudas que posee la institución) y el capital (aportaciones de los socios de la empresa, en forma de bienes y valores). Los activos siempre están dispuestos a ser convertidos en beneficios económicos para las compañía; sin embargo, esto dependerá de si es circulante (podría ser explotado económicamente en un período de tiempo corto) o si es fijo (serán uno de los bienes a explotar durante más de un año).
La liquidez, por su parte, es la capacidad de inversión que tiene la compañía, que puede ser convertida en dinero en efectivo. Mientras más fácil sea el proceso de cambio, más líquido se considera un activo. Este debe ser controlado esporádicamente, en especial, cuando el crédito sea reducido; para ello, se pone en uso el ratio de liquidez, en donde las deudas y los ingresos son analizados.