En el ambiente existen infinidades de alérgenos: en las proteínas animales como el pelo o plumas de los animales; en el pescado, los mariscos, algunos hongos, los frutos secos (maní, nueces, etc.), productos químicos como el cloro o ciertos detergentes, cosméticos, perfumes, entre otros. De lo anterior se derivan los distintos tipos de alérgenos, entre los cuales se encuentran: los pólenes, los epitelios y los ácaros.
Uno de los alérgenos más comunes es el excremento de los ácaros. Estos animalitos son parásitos diminutos que suelen habitar en las alfombras, los colchones, las almohadas, etc. Sus excrementos pueden causar alergia al ser inhalados por las personas, ocasionando una reacción alérgica en las mucosas. En este caso la persona comienza a estornudar y a padecer de congestión nasal.
Los productos alimenticios cuando son fabricados a escala industrial, deben cumplir con ciertos requerimientos de índole legal que no deben ignorarse ya que podrían perjudicar la salud de aquellos que la consuman. Como todos conocen, existen algunas sustancias que podrían afectar la salud de quienes presentan alguna intolerancia alimenticia. Es por esto que las leyes obligan a las industrias a que cada envase o paquetes de sus productos venga escrito todos los alérgenos, ya sea porque han sido utilizados en la preparación de los mismos, o porque se han dejado residuos al momento de la elaboración de otros alimentos.
Uno de los alérgenos que, obligatoriamente deben ser mostrados (de forma clara y visible) en los productos alimenticios, es el gluten, el cual se encuentra presente en mucho de los cereales. Como por ejemplo la avena, el trigo, el centeno, la cebada, etc.