El primer profesional que determinó la enfermedad de alucinación fue el psiquiatra Jean Dominique Esquirol en el año 1837, el cual lo describió como alteraciones en cuanto a las percepciones sin motivo o racionalidad, es decir visualizar situaciones donde no existan objetos o personas de forma real; en otras palabras las alucinaciones no son más que la sensación de percibir una visión que no está en existencia y que no está provocada por algún factor que influya en la percepción de los sentidos, o que es lo mismo decir sensaciones que no están relacionadas con el medio externo pero que el individuo asegura fervientemente que existen, entre algunos ejemplos se pueden citar: escuchar zumbidos sin que estén abejas en su alrededor o ver personas que no están en la habitación, etc.
Los profesionales en enfermedades mentales describen que la alucinación es producto de una falsa percepción; es importante diferenciar el término alusión de una ilusión, ya que la ilusión no es más que la percepción de distintos estímulos en forma distorsionada mientras que la alucinación son sensaciones que para el paciente son totalmente reales y tangibles sin distorsión alguna, los pacientes con este problema mental pueden sufrir alucinaciones de cualquier tipo: visuales, táctiles, olfativas, gustativas o auditivas, por lo que se puede concluir que estas percepciones falsas pueden afectar a cualquier sentido humano.
Es importante conocer que las alucinaciones no solo son evidenciadas en pacientes psiquiátrico como los que poseen el trastorno de la esquizofrenia, sino que también pueden estar presente en pacientes epilépticos o que posean otra afección neurológica que afecte sus sentidos; un factor desencadenante de un proceso alucinatorio es el consumo de drogas o estupefacientes que desinhiben o desconecte al paciente totalmente de la realidad que vive, como es el caso de los consumidores de cocaína quienes poseen una sensación de persecución constante, siendo esta la alucinación más común en este tipo de adicciones.