La amoxicilina viene en diversos tipos de presentación: cápsulas de 250 y 500mg, suspensión de 125 y 250mg, sobres de 125, 250 y 500mg. Por lo general se toma cada 12 horas o cada 8 horas con alimentos o sin ellos. Es un fármaco que sólo debe administrarse bajo prescripción médica.
Este medicamento es utilizado como primera opción para tratar infecciones de diversos grados de dificultad. Su mecanismo de acción consiste en la de inhibir la formación de la pared celular en ciertas bacterias, obstaculizando el enlace de las cadenas de proteínas que integran la pared celular, provocando la muerte de la bacteria.
La amoxicilina tiene un tiempo de duración en el cuerpo entre 6 a 8 horas, eliminándose por medio de la orina pasadas las 24 horas de su ingesta.
Es importante destacar que las personas que sufren de diabetes, sólo pueden tomar este fármaco bajo supervisión médica, ya que puede provocar un aumento en los niveles de glucosa. En el caso de las mujeres embarazadas, se recomienda también hacerlo bajo supervisión médica y sólo cuando sea sumamente necesario. Durante la etapa de lactancia, los médicos no recomiendan el uso de amoxicilina ya que este remedio se traslada de manera directa a la leche materna.
La amoxicilina es empleada para combatir enfermedades como, infecciones de garganta, neumonía, bronquitis, infecciones en las vías urinarias, infecciones de la piel, nariz, oídos, gonorrea.
No es recomendable el uso de amoxicilina en pacientes alérgicos a la penicilina y en pacientes hipertensos.
Los efectos secundarios más comunes que origina la administración de este medicamento son, vómitos, malestar estomacal, diarrea. De igual manera, se pueden originar otros malestares que se pueden agravar como erupciones en la piel, convulsiones, palidez, cansancio. Es por esto que, en caso de manifestar cualquier síntoma fuera de lo común al ingerir amoxicilina, acuda al médico.