Por lo general la sede de una arquidiócesis está en la catedral de una provincia, estado o división territorial, y esta representa ante las máximas autoridades de la iglesia católica a las demás iglesias de la región. Las Diócesis que son iglesias por debajo en el escalafón de poder de la iglesia católica están alrededor de estas.
Las arquidiócesis son instituciones jerárquicas de la Iglesia Romana Católica, en ninguna otra administración de otra religión se encontrarán con esta forma de “gobierno eclesiástico”. Etimológicamente, Arquidiócesis proviene de la combinación del griego “Archí” que quiere decir “El Primero” o “Superior” y diócesis proviene de la historia romana en la que se le denominaba a las divisiones administrativas de la iglesia en Roma y los territorios conquistados.
En un país o región pueden existir varias arquidiócesis que son nombradas y establecidas por el vaticano siguiendo los preceptos de las leyes religiosas. Sin embargo, existen principios básicos para que la santa sede designe a una iglesia como arquidiócesis o archidiócesis como le denominan en algunas regiones de Europa con su respectivo arzobispo.
El primero de ellos es la trayectoria que la iglesia electa tenga en la comunidad, su representación en la sociedad, la importancia que tengan en las decisiones y relaciones políticas y económicas de la región y su participación activa en las manifestaciones culturales.
El segundo principio es el tiempo que tenga la catedral en la región, muchas iglesias que fueron constituidas en la época de la colonia aún se mantienen a pesar de los embates sociales (guerras) y naturales (sismos, inundaciones), por esa razón se fijan siempre como la sede principal de la iglesia en esa región.