Es una protección que brinda un país en auxilio de aquellas personas que son objetos de persecución por motivos o delitos políticos cometidos en otro país, sin autorización de extradición. La persona que solicita el asilo diplomático debe encontrarse en peligro de muerte o de su libertad, y no contar con ningún otro mecanismo que le permita salvarse de la persecución que padece.
La persona que recibe el beneficio del asilo diplomático debe evitar desarrollar cualquier tipo de actos políticos, mientras se encuentre asilado, mientras que el país local le brinde todas las garantías suficientes para que la persona asilada pueda atravesar sus fronteras. Una vez que el asilado se encuentre fuera del país, el país que otorgo el asilo no está en la obligación de darle residencia en su territorio, sin embargo, no podrá devolverlo a su país de origen, siempre y cuando el asilado así lo exprese. El asilo diplomático está contemplado en la ley internacional y amparada por la firma de los estados miembros de la organización de estados americanos, sin embargo no es obligatorio que un país acepte concederlo.
La historia del asilo diplomático data de la época de la antigüedad, en donde se asilaban a aquellas personas que cometían algún delito ordinario y no a los políticos, a estas personas se les brindaba asilo en los templos religiosos luego de varias modificaciones en las leyes de la época, el asilo para los bandidos fue derogado y en cambio se conservó el asilo para los fugitivos políticos que son acosados por su ideología y postura política.