La inflamación, aunada a la mucosidad adicional produce dificultad para respirar, así el pecho se expande con violencia en un esfuerzo por tomar aire y el diafragma empuja hacia afuera. Este esfuerzo es traducido en un ruido respiratorio que es llamado fatiga.
En condiciones normales, los bronquios son suaves y dilatados, poseedores de paredes con membranas de color rosa. En el interior de los bronquios sanos, se encuentran los cilios, que parecen diminutos cabellos, que están en movimiento, los cuales se encargan de desplazar la mucosidad. De este modo, el aire entra y sale sin producir ruido alguno.
Se ha descubierto que esta enfermedad se produce por reacción alérgica, que a su vez se produce por una predisposición genética del individuo ante la exposición ambiental. Esto quiere decir que el asma es una reacción ante un estímulo, es decir, que la persona al inhalar ácaros, pólenes, mohos, humo del tabaco, entre otras cosas que pueden producir reacciones alérgicas, éste sufre la irritación e inflamación de sus vías respiratorias, proceso que se traduce como asma.
Además, existen otros elementos que pueden desencadenar un ataque asmático, como el aire frío, el ejercicio físico, las emociones fuertes (como la ira o el miedo) e incluso medicamentos como la aspirina y los betabloqueantes.
A diferencia de la mayoría de las alergias, las cuales poseen una variedad de síntomas, el asma mantiene una sintomatología que se basa en insuficiencia respiratoria (que produce labios azulados y sopor), fatiga, tos y tensión muscular en zonas que rodean el cuello y las costillas, debido al esfuerzo que ejercen para tomar aire.
Cuando una persona presenta los síntomas del asma, se dice que está experimentando un ataque asmático, donde ocurre una distorsión al respirar. Lo normal es que una persona cumpla su proceso de aspiración de aire y una vez culminado, automáticamente se inicia la espiración. Bajo un ataque asmático la espiración no es tan automática, pues las vías respiratorias obstruidas bloquean la salida del aire, lo que produce que la persona respire al máximo de sus pulmones.
El asma no es transmisible, pero a pesar de ello su frecuencia en muy común, sobre todo en los niños. Se estima que unas 235 millones de personas tienen asma en el mundo.
