Las personas asociales no se sienten motivadas para hacer nuevos amigos, porque de algún modo sienten que no pertenecen a la sociedad en la que viven. En la mayoría de los casos las personas sociales se caracterizan por compartir las reglas, comportamientos y valores establecidos por la sociedad, para que así pueda existir una convivencia sana y adecuada para el desarrollo integral de las comunidades, aunque por otra parte no a todos les importa el hecho de encajar en adecuadamente en una colectividad, los sujetos asociales prefieren estar bien con ellos mismos que tratando de agradar a un grupo de personas, en algunos otros casos prefieren estar solos porque se sienten mejor consigo mismos. En muchas oportunidades los catalogan como personas serias o poco divertidas y es porque no están dispuestos o no tienen interés de interactuar con las demás personas que los rodean.
Generalmente se identifican porque son personas de poca comunicación e interacción cuando se encuentran mezclados en grupos grandes de personas, además son de pocos amigos, y esto es debido a que no se sienten a gusto al momento de estar en contacto con las demás personas que lo rodean. Actualmente esta es una situación que se presenta en muchos jóvenes, pues sienten que el mundo los rechaza (aunque no es así) y por eso deciden alejarse o tomar distancia de aquellas personas con las que conviven día a día.
De un modo extremo la mejor manera que puede existir para ejemplificar a una persona asocial es con un individuo ermitaño, pues los ermitaños deciden vivir su vida solitaria, alejados de la sociedad, llevando de este modo una vida hermética, es decir, cerrada. Ellos habitan en lugares solitarios, para así no tener contacto con las demás personas.