Es un antibiótico muy popular en el terreno de infecciones que involucran cavidades con mucosa, como la laringe y los conductos que conducen el aire a los pulmones. Es recetado cuando una persona presenta infecciones del tracto respiratorio como la bronquitis, sin embargo, ningún antibiótico es recetado para detener un resfriado, ya que la sepa de este actúa como barrera y no como coadyuvante de la salida de mucosa.
El antibiótico Azitromicina, actúa como una barrera inhibidora de bacterias, dejando un efecto prolongado en el área afectada, además la Azitromicina es un importante miembro del equipo de respuesta ante las enfermedades de transmisión sexual, excepto del VIH y el VPH dado su grado de complejidad. Sin embargo, aportan su barrera a enfermedades como la Gonorrea, Sífilis, Uretritis, Chancro y linfogranuloma.
La posología con la que se administra la Azitromicina es variada, dependiendo del infección grado de la infección, por ejemplo, si se trata de una infección bacteriana del tracto respiratorio y afines como la amigdalitis, debe ser administrada por lo menos una vez al día por un corto periodo (3 días, mas si la molestia persiste). En el caso de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) el tratamiento es mas prolongado y con dosificaciones de mayor peso, 1 G. por día, a diferencia de los 500 mg. recetado cuando se trata de una batería que ataca las vías respiratorias.
La Azitromicina tiene la ventaja de no poseer penicilina, este antibiótico popular por no ser compatible con algunos tipos de sangre, lo que la convierte en una solución efectiva y segura a la hora de tratar este tipo de problemas clínicos. En algunos casos, uno de los efectos secundarios de la Azitromicina esta vinculado con dolores y espasmos estomacales, por lo que en la actualidad existen presentaciones acompañadas con el protector gástrico Omeprazol.
