El cáncer de esófago generalmente comienza en las células que recubren el interior del esófago, puede ocurrir en cualquier parte del esófago. Es la sexta causa más común de muertes por cáncer en todo el mundo. Las tasas de incidencia varían en diferentes ubicaciones geográficas. En algunas regiones, las tasas más altas de casos de cáncer de esófago pueden atribuirse al consumo de tabaco y alcohol o a hábitos nutricionales particulares y obesidad.
La enfermedad se diagnostica por biopsia realizada por un endoscopio (una cámara de fibra óptica). La prevención incluye dejar de fumar y comer una dieta saludable. El tratamiento se basa en la etapa y ubicación del cáncer, junto con el estado general de la persona y las preferencias individuales. Los pequeños cánceres localizados de células escamosas pueden ser tratados con cirugía sola con la esperanza de una cura. En la mayoría de los otros casos, la quimioterapia con o sin radioterapia se utiliza junto con la cirugía. Los tumores más grandes pueden tener su crecimiento retardado con la quimioterapia y la radioterapia. En presencia de una enfermedad extensa o si la persona afectada no está en condiciones de someterse a cirugía, los cuidados paliativos a menudo se recomienda.
A partir de 2012, el cáncer de esófago fue el octavo cáncer más común en el mundo con 456.000 nuevos casos durante el año. Eso causó cerca de 400.000 muertes ese año, encima de 345.000 en 1990. Las tasas varían ampliamente entre los países, y cerca de la mitad de todos los casos ocurren en China. Es alrededor tres veces más común en hombres que en mujeres. Los resultados están relacionados con el grado de la enfermedad y otras condiciones médicas, pero generalmente tienden a ser bastante pobres, ya que el diagnóstico es a menudo tarde. Las tasas de supervivencia a cinco años oscilan entre el 13% y el 18%.