Los activos son todos aquellos recursos, bienes o derechos que tiene una compañía, que a largo plazo pueden ser convertidos en dinero. La liquidez, por su parte, es la capacidad de estos activos de convertirse en dinero en efectivo, y es preciso mencionar que esto depende, en gran medida, de la rentabilidad que tenga en el mercado. Los activos circulantes son aquellos que, dentro de un tiempo establecido, generalmente 12 meses, deberían ser convertidos en dinero. El capital circulante se comporta como la contraparte del capital corriente, es decir, el capital no corriente, puesto que no es transformado en efectivo en los 12 meses ya establecidos.
Matemáticamente hablando, el capital circulante siempre será el mismo; sin embargo, en las finanzas se les da una interpretación distinta y se aplican en ámbitos de financiamiento distinto. Según el enfoque dado según su estado de capital no corriente, el fondo de maniobra, producto de la fórmula: fondo de maniobra= activo circulante- pasivo circulante, representa el margen de solvencia de una compañía; cuanto mayor sea el activo corriente, menor será el margen de insolvencia de la institución. Otros autores prefieren ver el capital circulante como el sobrante o remanente de los recursos permanentes, que se determinan con la fórmula: fondo de maniobra= recursos permanentes- activo fijo; así, se conocería la capacidad de cubrir los gastos a corto plazo e las empresas.