Puede decirse, también, que la ciudadanía es el conjunto de personas (llamados ciudadanos), que configuran a cierto territorio. Esta noción es una de las más importantes para la construcción de las sociedades que integran el mundo, puesto que crea barreras para mantener la cultura y las costumbres propias, pero sin eliminar del todo el intercambio de ideas.
El concepto de ciudadanía está ligado al de ciudad, en especial la “polis” griega, debido que, para los tiempos de la antigüedad clásica, las ciudades eran vistas como las unidades políticas más importantes de todas. Con el tiempo, esto fue evolucionando hasta convertirse en el “Estado”. Ésta, de acuerdo a las leyes de cada país, puede ser dividida en diversa categorías, tomando en cuenta la naturaleza de la misma, siendo así: ciudadanía activa, pasiva, crítica, ambientalista, cosmopolita, diferenciada, económica, global, intercultural, local, multicultural, paritaria y múltiple.
La ciudadanía activa, es aquella que ostentan los individuos que se encuentran comprometidos con todas las causas del Estado al que pertenecen.
De esta forma, estos reúnen, de forma regular, casi todas las ciudadanías antes mencionadas, tengan estás motivos sociales o no.
Los ciudadanos activos, asimismo, pueden ser aquellos que aún conservan su nacionalidad original, aún residen en su país de nacimiento o, simplemente, reúnen los estados legales necesarios como para ser considerados parte del territorio. Así, estos gozan de voz y voto en diversos asuntos políticos y sociales.