Ofrecer o proporcionar pago para persuadir a alguien con una responsabilidad de traicionar esa responsabilidad se conoce como buscar Influencia Indebida sobre las acciones de esa persona. Cuando alguien con poder busca el pago a cambio de ciertas acciones, se dice que esa persona está vendiendo influencia. Independientemente de quién inicia el trato, cualquiera de las partes en un acto de cohecho puede ser declarado culpable del delito independientemente del otro.
Un cohecho puede consistir en efectivo inmediato o de favores personales, una promesa de pago posterior, o cualquier otra cosa que el destinatario considere valiosa. Cuando los militares estadounidenses amenazaron con cancelar los contratos de una empresa de reubicación de Texas para trasladar a las familias desde y hacia las bases militares, la compañía presuntamente dio a cuatro representantes en el Congreso un fin de semana de gastos pagados en Las Vegas en enero de 1989 y 2.500 dólares en honorarios. El ex presidente de la compañía fue acusado por un Gran Jurado federal en 1994 por cargos de soborno por ambos regalos.
Ningún acuerdo escrito es necesario para demostrar el delito de cohecho, pero por lo general un fiscal debe mostrar la intención de corrupción. Los cargos de soborno pueden involucrar a funcionarios públicos o particulares. En el mundo de los deportes profesionales, por ejemplo, un boxeador podría ofrecer otro un premio para «tirar» (deliberadamente perder) una pelea importante. En el ámbito corporativo, una empresa podría sobornar a los empleados de una empresa rival por servicios de reclutamiento u otras acciones en desacuerdo con los intereses de su empleador. Incluso cuando los funcionarios públicos están involucrados, un soborno no tiene que ser perjudicial para el interés público para ser ilegal.
Cuando un funcionario público acepta un cohecho, crea un conflicto de intereses. Es decir, el funcionario no puede acomodar los intereses de otra parte sin comprometer las responsabilidades de su posición.
