La historia de la humanidad siempre se ha centrado en un origen derivado de los primates, en que las condiciones de la tierra en esos tiempos forzaron a las especies a salir a la superficie (las que estaban en el agua) y adaptarse a una vida en la tierra. Toda la referencia de esta evolución que hay estudiada desde hace siglos, nos indica que el ser humano y muchos animales pueden conservar algunos vestigios de su versión anterior. Este tipo de colas es un buen ejemplo de esto. La cola vestigial que aparece en los humanos no posee ni estructura ósea ni médula como se observa en animales como perros gatos y reptiles que son el vestigio más cercano a lo que fueron los animales en el pasado. También existen otros tipos de vestigios de nuestro pasado prehistórico, algunos pacientes estudiados con deformaciones en las orejas y el cráneo han demostrado una similitud con los chimpancés y los monos.
Los órganos vestigiales por su parte son partes de nuestro organismo que no tienen una utilidad esencial para la subsistencia del ser humano, pero que en la antigüedad puede ser que hayan sido útiles, ejemplo de este tipo de órganos es el apéndice, que no es más que una parte extra del intestino delgado que tal vez sirvió para nuestros antepasados herbívoros. El cóccix es también una sección de la médula espinal que está de más en el cuerpo humano, que seguramente en la evolución quedó seccionada de esta manera quedando una porción en el cuerpo.