“Costa”, es utilizado para hablar sobre las porciones de tierra que limitan con los mares u océanos, además de las islas dispersas alrededor del planeta. Generalmente, se les define como un paisaje inestable, debido a los constantes cambios que experimentan los suelos, por acción de la erosión marítima y los depósitos sedimentarios, que restan o añaden arena a determinados lugares, al igual que el oleaje, el clima y las actividades humanas. Es a partir de estas que se originan las playas, caracterizadas por los depósitos causados por las olas recurrentes, que pueden ser de una arena fina, o los cantos rodados.
A pesar de esto, algunas costas presentan determinadas características que resultan muy atractivas a los turistas. Estas son ocasionadas por diversos accidentes geográficos, que las pueden convertir en bahías, golfos, cabos, entre otros. Otras modificaciones, como se mencionó anteriormente, se pueden presentar de la mano humano, como la construcción de murallas de contención para prevenir inundaciones. Aun así, esto sólo ocurre cuando las costas resultan ser zonas propensas a los fuertes oleajes.