Esta línea de pensamiento, de acuerdo a los autores que se consulten, puede tener ligeros cambios en los detalles que se presentan; por ello, se le suele dividir en el determinismo fuerte y el débil.
Esta doctrina ha sido ampliamente extendida en diversas áreas de importancia científica, tales como las ciencias sociales (geografía, biología, genética, tecnología, economía) y las ciencias naturaleza, al igual que inmiscuirse en la religión e, incluso, en el ambientalismo. Sin embargo, en estas áreas es común que predomine sólo un tipo de determinismo, debido a lo que defienden en sus teorías.
Por su parte, el determinismo fuerte, principalmente representado por Pierre-Simon Laplace, argumenta que no existe tal cosa como el azar o lo hechos aleatorios; el futuro es potencialmente predecible a partir del presente. El determinismo fuerte se centra en este mismo punto; sin embargo, alega que, simplemente, existe una fuerte correlación entre el presente y el futuro, y este último puede verse modificado por la interacción de azares.
Se ha argumentado que, para la evolución de las ciencias y la exploración de nuevas perspectivas, fue necesaria la inclusión del determinismo dentro de la filosofía de los investigadores. Esto dio como resultado una serie de teorías, fomentadas a partir de lo descubierto anteriormente, tomando en cuenta los hechos, sus características y cómo se desarrollarán en el futuro.