Los alteraciones disociales de las personas han sido estudiadas ampliamente en la sociedad por psiquiatras, psicólogos y sociólogos. Todos coinciden que estas conductas se generan en entornos en los que la violencia está presente sin ningún tipo de supervisión, en la infancia, las relaciones que se manifiestan entre los niños vienen dadas por las características que estos reflejan en sus hogares hacia la calle, el colegio, el lugar donde hacen deporte. Sitios como cárceles, campamentos militares de entrenamiento físico arduo, sitios nocturnos, zonas pobladas marginales e instituciones en las que se maquilla la supervisión de los integrantes son los lugares idóneos para que este trastorno florezca en la mente de las personas.
En la vida cotidiana, los principales actores de los desórdenes disociales son los delincuentes, ladrones, secuestradores, asesinos y personas que carecen de un mínimo respeto por las leyes. Las normas y reglas en la gran mayoría de las comunidades del mundo entero, repudian y sancionan este tipo de actividades, sancionándolas con cárcel, multas o hasta la muerte.