Este término tiene su origen en la Guerra de Vietnam, cuando el uso de químicos tales como el famoso agente naranja, produjeron serios daños irreparables, al destruir ecosistemas completos de bosques, eso sin mencionar la contaminación al agua y el propio uso de químicos en contra los habitantes de la región. Toda esa situación incentivó a la comunidad internacional a la creación de tribunales internacionales, con el fin de que fueron juzgados y condenados dichas acciones, para de esa forma evitar los daños al ambiente.
Las consecuencias de un ecocidio pueden llegar a ser catastróficas, un ejemplo de ello queda reflejado en lo que fue la civilización que en la antigüedad pobló la denominada Isla de Pascua, se dedicó a arrasar con todo lo que a su paso se encontrará, sin antes medir el resultado de ello, ya que a medida que la población iba en ascenso, de igual forma debía incrementarse la producción de comida, llegando a un punto en donde los recursos comenzaron a escasear, ya que los suelos se volvieron infértiles y las especies animales se extinguieron, provocando una era de hambre para sus pobladores, todo esto dio como resultado la extinción casi en su totalidad de la vida en dicha isla.
Es por tal razón que desde el año 1970 se han iniciado una serie de campañas con el fin de que el denominado Estatuto de Roma fuero reformado, para que en él se incluyera al ecocidio como un crimen contra las paz. Quienes defienden esta propuesta afirman que es importante ya que la misma propone proteger los derechos humanos, sin embargo hay quienes se oponen, ya que afirman que se estaría criminalizando a ser humano en su totalidad. En el año 2010 la Universidad de Londres propuso a la ONU que el ecocidio fuera incluido como un crimen de contra la humanidad.