Como concepto judicial, la enajenación se centra en los llamados derechos de dominio o derechos reales. Son estos los que le otorgan a una persona la calidad de dueño de cierto bien, estando, entonces, libre de hacer con este cualquier tipo de actividades, mientras no estén tachadas como ilícitas. Por lo general, se recurre a la enajenación cuando se está frente a un caso de robo o, bien, existen deudas entre los implicados. Así, la enajenación puede ser una actividad obligatoria, consecuencia de órdenes dictaminadas por jueces, debido a que las enajenaciones ocurren cuando, de forma voluntaria, un individuo decide poner en venta algunas de sus pertenencias, como automóviles o casa, y la transacción es concretada.
La enajenación mental, por su parte, también se encuentra presente en los libros jurídicos, puesto que es así como se le denomina a los criminales que sufren de condiciones mentales inestables. De esta forma, el tratamiento que se les debe dar, por su condición, debe ser distinto, independientemente de los crímenes que hayan cometido.