Hay varias maneras de clasificar la endocarditis. La clasificación más simple se basa en las causas: infecciosa o no infecciosa, dependiendo de si un microorganismo es la fuente de la inflamación o no. Sin embargo, el diagnóstico de endocarditis se basa en aspectos clínicos, investigaciones como ecocardiograma y hemocultivos que demuestran la presencia de microorganismos que causan endocarditis. Signos y síntomas incluyen: fiebre, escalofríos, sudoración, malestar, debilidad, anorexia, pérdida de peso, esplenomegalia, sensación de gripe, soplo cardíaco, insuficiencia cardíaca, petequias del tronco anterior, lesiones de Janeway, etc.
El examen de la sospecha de endocarditis infecciosa incluye un examen detallado del paciente, una toma de una historia completa, y especialmente la auscultación cardíaca cuidadosa, varios análisis de sangre son requeridos, como: ECG y ultrasonido cardíaco (ecocardiografía). El análisis de sangre ayuda a revelar los signos típicos de inflamación (aumento de la velocidad de sedimentación de eritrocitos, leucocitos). Normalmente se extraen dos o más hemocultivos separados. Los hemocultivos negativos, sin embargo, no excluye el diagnóstico de endocarditis infecciosa. La ecocardiografía (a través de la pared torácica anterior o transesofágica) juega un papel decisivo en el diagnóstico estableciendo de forma fiable la presencia de vegetación microbiana y el grado de disfunción valvular que afecta la función de bombeo del corazón.
La endocarditis puede ser tratada a través de antibióticos, si su endocarditis es causada por bacterias; su médico le aconsejará que tome estos medicamentos hasta que su infección e inflamación desaparezcan. También puede ser curada a través de cirugía: puede quitar las válvulas cardíacas dañadas y reemplazarlas con válvulas artificiales. Si usted tiene un caso más leve, el área dañada de su válvula se puede quitar y substituir por el material hecho por el hombre o el tejido animal.