Entre los cambios psicológicos que se experimentan cuando sus niveles suben en la sangre, se encuentran algunos como: se pasa de un estado normal a uno de exaltación, es decir, el sujeto empieza a tener “buen humor”; la presión sanguínea baja, colocando al paciente en un estado de relajación; si se experimenta dolor, este baja considerablemente; los procesos de envejecimiento se retrasan; inconscientemente, lleva a un proceso de análisis mental que termina en la baja satisfacción emocional que el individuo cree estar sufriendo, por lo que se distrae de los síntomas que realmente le están provocando daños a su organismo.
Por las características anteriores, los especialistas recomiendan que se tenga una vida tranquila y feliz. Además de realizar actividades que promuevan la sensación de bienestar del cuerpo y el organismo, en toda su extensión. Disfrutar de la música preferida, comer una comida que sea agradable a los sentidos y simplemente pasar ratos de alegría, puede mejorar el nivel de endorfina en la sangre, permitiendo al individuo ser una persona más positiva y saludable.