Los esguinces generalmente ocurren cuando la articulación se lleva más allá de su rango de movimiento funcional.
Hay ciertos factores que aumentan el riesgo de esguinces. La fatiga de los músculos generalmente conduce a esguinces. Cuando uno de repente comienza a hacer ejercicio después de un estilo de vida sedentario, los esguinces son bastante comunes. Aunque faltan estudios científicos, a menudo se piensa que no «calentar» es una causa común de esguinces en los atletas. Se piensa que «calentar» afloja la articulación, aumenta el flujo sanguíneo y hace que la articulación sea más flexible.
El diagnóstico de un esguince a menudo se puede hacer con un buen grado de certeza mediante un examen físico basado en la presentación clínica y el método de la lesión. En algunos casos, se obtienen radiografías para garantizar que no haya fracturas. En algunos casos, particularmente si la lesión es prolongada o no parece resolverse como se espera, se realiza una resonancia magnética (MRI) para observar los tejidos blandos y el ligamento circundantes.
El hielo y la compresión (terapia de compresión en frío) no detienen por completo la hinchazón y el dolor, pero ayudarán a minimizarlos a medida que el esguince comienza a curarse. El manejo cuidadoso de la hinchazón es crítico para el proceso de curación ya que puede acumularse líquido adicional en el área del esguince.
La articulación se debe ejercer de nuevo bastante pronto, en casos más leves de 1 a 3 días después de la lesión. En ocasiones, se necesitan ejercicios especiales para recuperar la fuerza y ayudar a reducir el riesgo de problemas continuos. Es posible que sea necesario sostener la articulación con cinta adhesiva o arriostramiento, lo que ayuda a protegerla de nuevas lesiones.