En las mujeres hay un ciclo de actividad ovárica en virtud del cual hay cambios fisiológicos en todo su sistema reproductivo y del cual se derivan ciertos cambios de comportamiento. Sin embargo, como en las mujeres, la aceptación sexual no se limita a una parte del ciclo reproductivo (lo que sucede en la mayoría de los animales, aunque hay excepciones como el bonobo (pan paniscus), el término estro no debe usarse en mujeres como el humano, en el que dicha aceptación sexual es independiente del ciclo reproductivo.
El estro en la yegua comienza entre los 12 y 24 meses, una etapa que es equivalente a la pubertad de los seres humanos. En esta etapa, se originan una serie de cambios físicos y de comportamiento en el animal. La yegua tiene varios ciclos de estro en un cierto momento del año, específicamente en la primavera.
Además del ciclo estral, la capacidad reproductiva de la yegua obedecerá de una serie de factores externos, como el clima, la luz, la temperatura o las posibilidades de obtener alimentos. Por otro lado, la edad y la raza también son otros dos factores que intervienen en su fertilidad.
El estro de la yegua es el período entre dos ovulaciones y consta de dos fases, la lútea y la folicular. Ambas fases permiten a la mujer ser sexualmente receptiva.
El término estro no solo se usa en relación con el mundo animal. De esta forma, cuando un poeta se encuentra en un momento especial de inspiración, aparece el “estro”, también conocido como estro poético. Es un culto que apenas se usa en el lenguaje ordinario. Poniendo la palabra en contexto, uno podría decir que «el poeta romántico es movido por el estro», una oración en la cual el estro es igual a la inspiración.
Desde un punto de vista etimológico, el estro proviene de los oistros griegos, lo que significa aguijón. Por lo tanto, el estro del poeta se convierte en un momento inesperado y especial, como el aguijón de una abeja.
