Nuestro Sistema Solar que gira alrededor de nuestra estrella, el Sol, tiene 4.6 mil millones de años. El descubrimiento de sistemas más jóvenes o más maduros con exoplanetas que giran alrededor de otras estrellas, ayudaría a determinar la naturaleza del Sistema Solar y la habitabilidad de otros planetas.
De acuerdo con la Unión Astronómica Internacional (UAI), los planetas fuera del Sistema Solar deben orbitar alrededor de una estrella o remanente de estrella (enana blanca o estrella de neutrones) y tener una masa menor de 14 masas de Júpiter. Debido a su masa reducida, no alcanzan temperaturas y densidades en sus interiores lo suficientemente altas como para fusionar el deuterio, un isótopo de hidrógeno compuesto por un protón y un neutrón, o cualquier otro elemento químico. Por lo tanto, no producen energía de este tipo de fuente.
En la actualidad se ha confirmado que hay más de 500 exoplanetas o planetas extrasolares. Por otro lado, se cree que algunos de ellos podrían estar ubicados en la zona de habitabilidad, es decir, aquella zona en la que sería posible tener agua líquida en su superficie.
Según los astrónomos y los astrobiólogos, si un planeta contiene agua líquida, es muy probable que haya algún modo de vida en él. El exoplaneta Gliese 581, que está a más de 20 años luz de la Tierra, es el exoplaneta con mejores condiciones para albergar alguna forma de vida.
La Próxima B, exoplaneta que orbita la estrella enana roja cerca de Centauri, podría ser habitable porque es un planeta rocoso, con una masa ligeramente más alta que la Tierra y está dentro de la zona habitable. La distancia entre Próxima B y la Tierra es de aproximadamente 4 años luz, lo que significa que llegar a ella con un transbordador llevaría unos 165,000 años. Para llegar a Proxima B más rápidamente, los astrónomos están trabajando en un proyecto de nanoprobes que viaja mucho más rápido que los barcos convencionales y se estima que esto podría lograrse en los próximos 50 años.