El fotón se caracteriza por no tener masa, propiedad que le permite viajar en el vacío a una velocidad constante. Otra de sus características es que no presenta carga eléctrica y no se evapora espontáneamente en el vacío.
Los fotones se propagan en diversos procesos naturales, por ejemplo cuando se destruye una partícula con su antipartícula. Se absorben durante los procesos de reversión temporal. En el espacio vacío se trasladan a la velocidad de la luz.
Como toda partícula, el fotón muestra características tanto corpusculares, como ondulatorias. En algunas ocasiones se comporta como una onda en ciertos fenómenos como la refracción de una lente y en otras se comporta como una partícula, al estar en contacto con la materia para trasladar una cantidad permanente de energía.
Originalmente, Albert Einstein llamó a esta partícula de luz: “cuanto de luz”. Luego en 1916 este nombre fue cambiado a Fotón, vocablo de origen griego que significa “luz”, este cambio fue hecho por el físico Gilbert N. Lewis. En el ambiente físico, un fotón se simboliza con la letra griega gamma.
De acuerdo al prototipo común de física de partículas, los fotones se encargan de producir todas las áreas eléctricas y magnéticas, y a su vez, son el producto de que las leyes físicas, presentan ciertas simetrías en todos los puntos del espacio-tiempo.
A nivel tecnológico los fotones tienen muchas aplicaciones, que incluyen el laser, que es una de las aplicaciones de mayor importancia, los circuitos integrados CCD, la fotoquímica (análisis de los efectos químicos de la luz y de la creación de radiación por las variaciones químicas); en la medición de distancias moleculares y en la creación de microscopios con mejores resoluciones.