El dueño de la central o «El Franquiciador» transfiere todos sus sistemas operativos, conocimientos técnicos, sistemas de comercialización, sistemas de formación, métodos de gestión y toda la información pertinente para que la sucursal comience a funcionar. También capacita al nuevo inversionista o «Franquiciado» y le proporciona formación y apoyo durante toda la vida del Acuerdo de Franquicia.
El Franquiciador ya con experiencia en la materia, le ofrece al Franquiciado la máxima garantía de ganancias, le indica las estrategias y mejores lugares para colocar el negocio, Su concepto debe tener un grado alto de sistematización. La franquicia debe brindar oportunidades, no generar problemas, es por eso que el dueño debe crear sistema que haga más fácil el trabajo de su nuevo socio, reflejando así experiencia y seguridad. Pero así como el Franquiciador debe garantizar que el Franquiciado este «Cómodo» también debe vigilar que la sucursal de su empresa cumpla con lo establecido en los acuerdos.
La palabra Franquicia viene ya de la Edad Media, significando un privilegio o un derecho. Entonces, el soberano o señor local, otorgaba el derecho a ocupar los mercados o las ferias, o para cazar en sus tierras. Con el tiempo las normas que rigen las franquicias se convirtieron en parte de la Ley Común de Europa. Este formato de negocio es uno de los más populares y sustentables del momento. Grandes empresas han sobrevivido los embates de la crisis económica gracias a la expansión que se genera a partir de la generación de distintos puntos de distribución.