Son provenientes de una antigua tradición que conlleva responsabilidad, disciplina y un talento original para el cultivo de las artes, de allí que se llamen geisha o artistas. Son entrenadas en un lugar llamado okiya que en su tradición es casa o posada para geisha, donde son entrenadas desde muy temprana edad, en ocasiones los padres entregan a sus hijas a estas casas, que equivalen a unos internados, por falta de poder ellos mantenerlas, viendo que en estas casas no se aporta ningún dinero por la capacitación de las futuras geishas, al ser internadas los padres solo podrán visitar a sus hijas los fines de semana o cuando el tiempo que tengan libre sea el adecuado, algunas de ellas pierden el contacto de sus familiares mientras están recibiendo este entrenamiento.
En el transcurso de sus estudios allí, dejan una vida para empezar otra lo cual empieza por cambiar su nombre propio por otro, adoptando uno nuevo. La labor del arte de una geisha consiste en aprender a comportarse, servir como anfitriona en una recepción privada o en fiestas. El programa de entrenamiento es muy estricto que durante los años que pasen en el Okiya van cumpliendo sus tareas a cabalidad hasta que sean lo suficientes capaces de hacerlo sin ninguna supervisión. Son entrenadas en todas las disciplinas artísticas como la danza, música e instrumentación, lectura y escritura, decoración como las artes florales, comidas, servicio de anfitriona, decoro y etiqueta, y sobre todo en la más importante y legendaria ceremonia del té, cuya belleza y precisión encanta a cualquiera que la presencie, demostrando un excelente comportamiento y dando honra a la casa la cual la ha entrenado para esto.