Gracias a las conquistas logradas por Alejandro Magno al Imperio Persa, logró liberar a las ciudades localizadas en Asia Menor pertenecientes al Imperio Griego y luego estableció la fundación de Alejandría en Egipto que a la postre sería establecida como la capital del mismo, además de ello, los griegos lograron conquistar nuevas zonas las cuales terminarían transformándose en colonias, en las cuales se terminaría por imponer los modelos culturales, artísticos, filosóficos, económicos y políticos del imperio griego.
Luego de la muerte de Alejandro, el proceso de helenización no se detuvo, ya que muchas colonias en el Oriente Próximo sufrieron dichos cambios, pueblos de diferentes características como los judíos, egipcios, persas, armenios, entre otros fueron algunos de los cuales sufrieron los cambios provocados por el imperio griego. A pesar de su alcance la helenización presentó varias limitaciones, una de ellas fue que en las regiones de Siria en donde se adquirieron algunas características de la cultura griega, únicamente se limitaban a los centro urbanos establecidos por el imperio Seléucida, quien fuera el sucesor del imperio de Alejandro de Macedonia, ya que era únicamente en esos lugares en donde imperaba el idioma griego y el resto de las zonas muy poco se vieron afectadas por los cambios impuestos por los griegos.
Otro uso al que aplica el término de helenización, es al proceso que transformó al Imperio romano de Oriente en un centro para la cultura y la política donde el idioma griego era el que dominaba, transformación que se dio a cabo luego de la fundación de la ciudad de Constantinopla, para esa época el uso del latín en esas zonas era de uso primordial para textos de índole jurídicos.